Todo lo que hacemos, escribimos y decimos tiene consecuencias, no ahora, siempre; sólo que ahora, con las nuevas herramientas tecnológicas. No siempre estamos conscientes de ello. Muchas veces aprovechamos el anonimato o la despersonalización que nos puede brindar el internet para insultar o denostar a cualquiera. Y ante ello sea cual sea nuestra edad debemos ser responsables. Confrontar a alguien con lo que dice o escribe es muy sano e interesante.
No hay foto más segura que la que no se comparte en la red, no hay secreto mejor guardado que el no se sube a internet.
En las redes sociales somos lo que compartimos, nuestra imagen está construída de acuerdo a lo que hacemos público y de acuerdo a cómo reaccionamos ante ello.